En el Ayuntamiento, cuando iniciamos la salida, algunos nos vamos hacia Villamediana, pero ¡¡eh!! ¡¡eh!! que no es por ahí, que vamos directos por la de Soria. Me-cagüen-la-leche… ya estoy el último, a remontar que seguro que algún acelerado ya está buscando su truco.
Menos mal que se están asentando las salidas “al compás”, que si no…
Vamos de acuerdo hasta Nalda, pero al dar la vuelta, cobra actualidad aquella frase de un viejo amigo que ya no sale con nosotros: “cuesta abajo hasta la mierda corre”. Y vaya si se ha corrido, como locos, pasando por Albelda como si hubiese una meta volante.
En Alberite empiezan las dificultades y afortunadamente una avería leve hace que el ritmo vuelva a ser “acompasado”. Pero todo tiene un final y el averiado llega con ganas de venganza, como si los demás tuviésemos la culpa de que su bici sea un “balcón” (hay que renovar el material). Toma la cabeza y ¡¡sálvese quien pueda!!, al paso por Ribafrecha el grupo ya es sólo grupito y ahora viene la subida de tras-el-puente. Sin quitar el plato para arriba, con dos bolas, coronamos aún menos gente, no sé cuantos porque yo ya no veía, en la cola de la fila me digo: ¡¡bien ya está hecha la etapa!!...
Pero no, parece que no se cansan, la cadena cada vez más a la derecha, en la recta valonada que nos lleva a Ventas aún se desgrana más el racimo, yo soy uno de los que queda a la deriva y cada vez los veo más en la lejanía, ¡hombre tener piedad!, se queda otro y luego otro y luego ya no los veo. Pero que se preparen que las etapas buenas son el próximo mes y ya se sabe: “en abril lágrimas mil” y “el que avisa no es traidor”.
El que quiera saber la clasificación que mire el Marca, que yo no estaba en la llegada para verla.
Y como siempre, si tengo que acordarme de alguien que sea del presidente Obama Pardal, que nos lleva de comer y de beber. Y por haberse dejado nombrar presidente.